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La estanqueidad al aire en viviendas Passivhaus

La estanqueidad al aire en viviendas Passivhaus

La estanqueidad al aire en las construcciones de viviendas Passivhaus es clave en la arquitectura bioclimática.

Para controlar la estanqueidad al aire en las construcciones de viviendas Passivhaus es necesario implementar las claves de la arquitectura bioclimática.

El uso diario de energía en el hogar supone una contaminación mundial de entre el 30% y 40%, aunque este dato varía según el país. Según el estudio del IDAE de 2018, sobre el consumo residencial de energía primaria en España, los edificios gastaron más en los siguientes recursos:

  • Calefacción (42,2%)
  • Agua caliente (17,3%)
  • Electrodomésticos (26,9%)
  • Cocina (7,5%)
  • Iluminación (5,1%)
  • Refrigeración (1%)

 

En comparación con el año 2000, hemos reducido el consumo en calefacción un 5% y en iluminación un 2,1%. No obstante, el incremento en el uso de electrodomésticos, cocina, agua caliente y refrigeración no deben pasar desapercibidos si queremos cambiar el ritmo del calentamiento global.

Una vivienda autosuficiente, energéticamente hablando, consigue un completo aislamiento térmico que permite amortizar la obra en ahorro de combustible, reduciendo considerablemente la emisión de contaminantes.

Aplicar el diseño bioclimático de las construcciones Passivhaus mitigarán el impacto ambiental. Esto es gracias a su apuesta por la iluminación natural, el uso de estrategias térmicas y a la hermeticidad de su construcción. El uso de ventanas y puertas con altas prestaciones, junto a un diseño arquitectónico adecuado al clima, la orientación y el asoleamiento, reducen hasta un 75% las necesidades energéticas de la vivienda.

 

ventanas impedir las filtraciones de aire y agua desde el exterior

 

La estanqueidad al aire para el confort térmico de la vivienda

La estanqueidad de un proyecto debe impedir las filtraciones de aire y agua desde el exterior. No es lo mismo estanqueidad que aislamiento o permeabilidad. Ambos son fundamentales, pero deben ser analizadas por separado. Los materiales utilizados para el aislamiento no impiden las corrientes de aire o son completamente permeables.

Una vivienda con el certificado Passivhaus tiene, como máximo, una estanqueidad al aire de 0,6 renovaciones/hora. Mientas que una casa convencional puede llegar hasta las 12 renovaciones/hora.

Para conseguir que un proyecto quede completamente hermético, lo primero que se debe realizar es el ensayo “BlowerDoor” y la “Regla del lápiz”, que analizan el nivel de infiltraciones y la línea de estanqueidad, ofreciendo los siguientes datos:

  • Infiltración de aire caliente desde el interior: Que repercute directamente en el ahorro energético de la vivienda.
  • Fuga de humedad: Provocando condensaciones en la capa aislante y, en consecuencia, la aparición de moho.
  • Niveles de ruido desde el exterior.
  • Control de la entrada de partículas de polvo.

La hermeticidad al aire evita todo tipo de corrientes generadas habitualmente por ventanas, puertas y huecos dentro del hogar. No obstante, sí es necesario que permita la difusión del vapor para no tener problemas de condensación.

Las carpinterías deben ser de baja transmitancia térmica y, en el caso de las ventanas, ofrecer un doble o triple vidrio bajo emisivo con gas inerte en su interior. De esta manera, se conseguirá mantener el calor en el interior durante el invierno y en el exterior durante el verano.

Otro punto clave son los puentes térmicos, ubicados en las zonas donde se producen las mayores diferencias de temperatura, como por ejemplo las juntas. Para garantizar su ausencia, debe colocarse un aislamiento térmico continuo que cuente con una resistencia superior y cuide la unión entre los materiales.

Entre nuestras aplicaciones para ventanas, tanto el cajón invisible como las venecianas exteriores son soluciones diseñadas para preservar el nivel térmico en el interior de la vivienda. Gracias a que ambas requieren de un sellado profesional que previene patologías provocadas por la condensación.

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